Una sociedad separada por el COVID

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soceidad seprada por covid

#comunicacion

La desconfianza siempre ha sido un elemento primordial en el carácter intrínseco del ser humano. Desconfiamos porque sí, y luego ya veremos. La información sesgada que trae consigo esta pandemia, más los intereses ocultos de cada comunidad, país, continente…  lo hace aún más difícil. A ello le sumamos el contexto personal de cada uno, sus ideales, sus creencias y sus necesidades. Resultado final sociedad dividida.

Yo soy lo que llamo COVID FREE, que tampoco sé si es real, pero la enfermedad entro en mi casa, y tres de los cuatro ocupantes lo hemos pasado. Los que me seguís ya leísteis mi post al respecto ya lo sabéis. La pregunta que os hacéis todos, o una parte de esa sociedad dividida es ¿cómo lo cogiste?, y pasan por la cabeza un montón de irresponsabilidades que he podido cometer, o eso pensáis y otra parte de la sociedad piensa… ¿qué tal estas?.

Esta es la primera reacción. Los que ya ni se te acercan por lo que les pueda pasar, por muy responsable que hayas sido, aunque hayas cumplido las normas, todas y cada una de ellas, aunque tu grupo sea burbuja y los que sin miedo vuelven a ti. Pero ninguna de estas partes tenemos razón, lo que debemos hacer es escucharnos y tolerarnos.

Dejemos a un lado los muy muy irresponsables. Aquellos que organizan fiestas de 100 personas. Que no cumplen ni una norma. Se saltan los confinamientos. No se realizan pruebas o no avisan a sus contactos directos de su positivo. Dentro de eso existen aquellos que temen mucho al bicho y aquellos que no le temen. No porque no les vaya hacer daño, nadie quiere morir, si no porque la parte de información sesgada que le interesa es aquella en la que las estadísticas le dicen que lo normal es que lo pase sin mayor problema y siendo responsable puede hacer ciertas cosas cumpliendo las normas y siendo responsable. Pero debemos respetarnos entre ambas partes. Nadie hace daño al otro. Sólo pensamos diferente.

A mí la vida me aisló durante mucho tiempo. Viví mi confinamiento de la mejor manera que pude. Intentando que para mis hijos fuera una gran experiencia e intentando que no vean cada bicho como una muerte segura. Cuando fui positivo en COVID mi hija lloraba sin cesar, pensaba que me moría. Tampoco podía decirle que no iba hacerlo, porque este bicho mata, de momento y por desconocerlo, más que otros, pero la actitud ante una enfermedad es importante, mucho, y eso me lo enseño mi hijo hace tiempo.

Así que he sido muy estricta en el confinamiento. Cuando abrieron puertas seguí siéndolo. No fui a restaurantes, alguna terraza y cena esporádica en verano, con círculos cerrados… y así continué, sin ver a mis padres mucho, ni a mis suegros. A la vuelta del verano había que decidir. Si confinarnos por completo de nuevo o vivir según las normas establecidas. No podía volver a dejar a mi hijo sin colegio. Y tras hablar con los oncólogos y ver las posibilidades decidimos llevarles.

Mi marido también se incorporo al trabajo, dejando atrás el teletrabajo y tiene que trasladarse en transporte público obligatoriamente. Los riesgos mínimos ya estaban. Una vez nos vimos así decidimos vivir con riesgos mínimos. Fuimos algún restaurante exterior e interior, cumpliendo las normas. Apoyamos la cultura asistiendo al teatro, hacíamos deporte al aire libre y en la piscina del gimnasio. Nunca hemos superado el limite de personas permitidos y nos reuníamos con los amigos que vivían esta pandemia con esa información sesgada, la del miedo controlado, la del respeto al bicho. Eso sí apartamos a padres y personas sensibles, porque por mucha pena que diese, hay que protegerles.

El covid llegó. Podría no haberlo hecho. Dentro de mi círculo burbuja si caíamos uno caíamos todos. Mi hijo pudo traerlo del colegio o mi marido del trabajo o yo del hospital y las revisiones… da igual entró. Y fue cuando me di cuenta de esta sociedad separada.

Echo de menos a muchos amigos. A unos no les veo, porque no abro el circulo, a otros porque son de la otra parte más de miedo que respeto, y yo ante todo tolero y respeto.. y cuando esto pase volveremos a estar unidos. Pero hay que respetar como vive cada uno esta pandemia.

Ahora llegan las navidades y con ello más que nunca el debate. Yo pregunto sin cesar a todos los médicos que puedo y me garantizan que soy COVID FREE, la verdad no me importaría cenar con algún allegado que lo haya pasado también o que sea joven y sin riesgo o incluso solos, ya lo hemos hecho durante el tratamiento de mi hijo, pero se que la pena invade a mis padres y mis suegros. No sé si morirán de COVID pero de pena seguro. Son muchos meses sin ver a sus nietos y a sus hijos, sin compartir experiencias. Cada día le doy vueltas. No somos contagiosos y podemos estar los 6 juntos, pero me da terror y quiero protegerles. Soy de esa parte de la sociedad que decidió vivir en esta nueva normalidad y no encerrarse esperando a que vuelva la anterior normalidad. Porque la vida me enseño que lo anterior nunca vuelve. Pero tal y como hice siempre en cada cambio de mi vida, sufro porque mis actos hagan daño al de al lado y más si se trata de salud.

Así que esta información sesgada nos hace dudar, de quien tiene o no tiene razón. ¿Mejor la vacuna, un PCR o un antígeno? ¿cole o no cole? ¿ventilación o no ventilación? ¿restaurantes sí o no? ¿gimnasios? y así es todo… y como consecuencia una sociedad dividida.

Sólo se que tenemos que vivir en el contexto que nos ha tocado y respetar al que no quiera hacerlo y dejarles que esperen a otra señal diferente, pero no te enfades con el de al lado por su opinión es igual de válida que la tuya, sólo espera a reencontrarte de nuevo en otro contexto y respeta, nadie es más o menos responsable que tú, solo tiene una parte de la información y tu otra.

Como siempre mi humilde opinión.

 

“Antes de juzgarme anda en mis zapatos”

ROCÍO BRACERO

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