Los meses más duros de la pandemia

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#lomasduro

Ser capaz de renunciar cada vez se hace más duro. Esa sensación de no avanzar, de no tener un respiro. La lentitud de la vacuna, que parecía una salida a la libertad, la cantidad de casos en los hospitales y el cansancio extremo, hace que veamos con claridad que lo más duro de la pandemia está aún por llegar.

Aún recordamos el mes de marzo, con la incertidumbre y el desconocimiento de un bicho que no conocíamos. Nos encerramos en las casas, salíamos a la compra en auténticas cámaras de gas, nos reinventamos, y parecía que un esfuerzo de todos haría que lo lográsemos.

Después el tiempo empezó a pesar, el buen clima y la sensación de libertad al aire libre, hizo que todos saliésemos a las calles, terrazas, y disfrutásemos de un verano, que aunque diferente, nos hizo sentir de nuevo la libertad y la pérdida de miedo. Pero ya lo habían avisado los de siempre, los médicos, aún quedaba lo peor, y el invierno sería duro.

Y así está siendo, y así va a ser. Una época en la que los virus campan a sus anchas. El frío, los interiores, las reuniones familiares… da igual el invierno. Las cifras se disparan escandalosamente. Los médicos y sanitarios están exhaustos, aunque siguen peleando. Somos responsables, la mayoría de los ciudadanos lo somos. Todos realizamos incoherencias, según nos parecen más o menos peligrosas unas u otras medidas. Pero todos queremos acabar con esto. No son peores los jóvenes, o los hosteleros que los trabajadores que deben coger el transporte. Todo conlleva riesgos, pero la mayoría somos responsables, pero la gente está agotada. No es excusa, lo sé, y menos para los médicos y sanitarios que necesitan un respiro y que ya ven como se colapsan los hospitales, lo sé.

Pero al otro lado de los hospitales hay trabajadores del sector del turismo, desempleados, familias en erte, autónomos… que ven peligrar la comida en sus casas. Cada uno en su contexto tiene una preocupación y una desesperación, y esto se está haciendo largo, y aún no vemos el final.

Esa sensación de robo de libertades, de sentirte preso. Trabajar y a casa. El clima no acompaña, y los planes al aire libre se reducen. La gente se asfixia. Los mayores llevan mucho tiempo, demasiado tiempo, solos. La soledad y la depresión también se ceba con las personas en estos meses. Y además ellos los médicos están agotados de ver como se les escapan las vidas. Gritan y claman al cielo medidas rápidas para que su sociedad no se muera.

Es una situación casi insostenible. ¿Y ahora se paran las vacunas?… tenemos la sensación de engaño, de frustración y de volver a empezar. 

No sé si vamos a volver a empezar, ni lo que vamos a tardar en salir, pero tenemos que volver hacer un esfuerzo, por todos, por las vidas, por los médicos y sanitarios que se nos pueden apagar, por los que están solos y por los que están desempleados, para lograr por fin acabar con ello.

De esto saldremos juntos. La sociedad unida, porque si es por los dirigentes no saldríamos nunca. Los médicos nos ayudan, nos dirigen y nos indican. No es cuestión de no vivir, es cuestión de saber como vivir ahora.

Vamos a por ello. Quedan meses duros, con La COVID, Filomena, y todos los nombres propios del mundo, pero el final de algo está cerca.

Como siempre mi humilde opinión.

“Aunque no lo veamos el sol saldrá para darnos la oportunidad de empezar de nuevo”

ROCÍO BRACERO

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