CAPÍTULO 4. CUANDO SABES LO QUE ES VIVIR AISLADO. LOS ÁNGELES TIENEN NOMBRE (1ºPARTE)

21/60

#losangelestienennombre

PODCAST – CAPÍTULO 4. CUANDO SABES LO QUE ES VIVIR AISLADO. LOS ÁNGELES TIENEN NOMBRE (1ºPARTE)

Dedicado a un ángel: “Carla”

LECTURA – CAPÍTULO 4. CUANDO SABES LO QUE ES VIVIR AISLADO. LOS ÁNGELES TIENEN NOMBRE (1ºPARTE)

Dedicado a un ángel: “Carla

La sensación de vértigo es terrible cuando ves que todo por lo que has luchado en tu vida se desvanece de un plumazo. Enfrentarte a la noticia de un diagnóstico de cáncer hace que se tambaleen los cimientos de tu vida y lo normal es que terminen derrumbándose. Pero siempre se puede empezar a construir. Soy Rocío Bracero y continúo leyendo los ángeles tienen nombre. Cuarto capitulo la gestión del miedo.

 

CAPÍTULO 4.

“Cuando sabes lo que es vivir aislado”. 

Gestión del miedo. ( Marzo 2020. Publicado en RRSS). 

Lo dije el primer  día. La Gestión del miedo. Empieza la indignación real del aislamiento. Perdonad que lo compare con el cáncer siempre. Con el conocimiento real del aislamiento en este sentido, pero el cáncer es una enfermedad que cumple con los mismos parámetros. Al principio recibes el mazazo. Algunos lo asimilamos rápido y nos ponemos manos a la obra a luchar. Otros niegan la realidad, pero pasado un tiempo de asimilación llegan las dudas, las preguntas… Y cuando el aislamiento en una habitación de hospital empieza a pesar, cuando empiezan a vaciarse habitaciones, porque el puto bicho se los lleva por delante, empieza el miedo. 

La primera vez que me hablaron de estadísticas, en el cáncer de mi hijo, temblé, claro que temblé. Pero hasta que no empecé a ver cómo empeoraba la situación, lo que el bicho y el tratamiento le hacía no ví la muerte cerca. Ahora nos pasa lo mismo. La enfermedad poco a poco empieza a entrar en las casas. Se empieza a enfermar nuestro entorno cercano, empezamos a tener casos graves. La gente muere sola en los hospitales. Están en aislamiento, en soledad. Eso sí es duro. Saber que el bicho está consumiendo y no poder estar acompañado, y el que quiere acompañar no puede.

Perdón hoy ¿es negativo el mensaje?. Si y no. Hoy es realista. Y vuelvo a mi primera mención en el capítulo 1 de la  gestión del miedo. Lo más importante es tomar consciencia y responsabilidad de la situación real. Asimilar y gestionar el miedo. Porque cuando la enfermedad entra en tu casa, el miedo aterra. Se lo voy a contagiar a mis hijos, a mi mujer… sí estamos aislados!. Lo importante es cómo pasarlo, y pasarlo lo más tarde posible y de la manera más leve. Sé lo que es el miedo. 

En mi casa tengo un hijo inmunodeprimido. Aún no sabemos cómo le podría afectar o lo que puede provocar en él. Yo no he pisado la calle desde hace más de 8 días. No me pongo calendario. Muy controlada debe estar esto para hacerlo. No salgo a por pan todos los días para darme un paseo, ni a por 100gr de jamón para hacer un sandwich. Mi hijo me pide natillas de chocolate a diario. Pero no las hay, el día que mi marido, al que mandó con una cámara de aislamiento a comprar desde el día 1, hace 10 días no había natillas y no volveré a intentarlo hasta que de verdad no tengamos nada que comer, porque con lo que tenemos tenemos lujos de todo tipo y de postre le vale igual una mandarina. Pero hijo no me voy a jugar tu vida por una Natilla. 

No, no voy a trabajar. Soy autónoma. Ya perdí mi empresa hace dos años. Mi pequeña productora y escuela de televisión que con tanto esfuerzo había sacado adelante, me la arrebató una sociedad que no sabe frenar cuando a los demás les pasa algo. Hoy he vuelto a perder un proyecto que estaba lanzando cuando el cáncer me dió una tregua. Pero si salimos sanos y salvos del coronavirus, tengo dos manos y una cabeza y volveré a salir a la calle a buscarme la vida, claro que sí. Eso no significa que esta ruina de nuevo nos deje también a todos tiritando y como padres pienses en el mañana y el futuro.

Por eso os hablaba de no agobiarse por buscar la normalidad, si no por encontrar otra. Empezaremos ya a desquiciarnos. Hay demasiada información. Y eso que mis compañeros lo hacen bien, muy bien y se la juegan. Se la juegan mucho. ¿Es necesario que la policía siga deteniendo gente que no cumple el aislamiento? ¿Es necesario salir a comprar todos los días? ¿es necesario que políticos en cuarentena, con familiares infectados hagan su trabajo con más gente?….

No soy experta en salud, ni en economía, ni en política, Dios me libre!, pero llevo la salud de mi hijo, la economía de mi casa y la política de una familia, con sus normas, sus deberes y sus derechos. No sé, o no quiero saber lo que hacen bien o mal nuestros políticos. No sé lo que deberíamos hacer o deshacer, pero sí sé que los “isis” no sirven de nada. Ya estamos aquí. Actuemos ahora con responsabilidad. 

Únanse todos, derechas, izquierdas, centros… únanse porque solo juntos representan a la mayoría de los españoles, que somos los que les votamos. Hoy todos somos una enfermedad rara, con nuestros problemas diferentes a los del resto. Den a los sanitarios herramientas para curarnos. Ya que no hemos sido capaces de adelantarnos a esta pandemia. Ya me lo dijo mi oncóloga hace más de dos meses cuando le pregunté sobre esta crisis sanitaria y me dijo: “lo que más miedo me da es que no nos dan información, lo que más miedo me da, es que iremos por detrás”, no se equivocó. 

Ustedes, políticos son los investigadores sociales de cada una de nuestras enfermedades raras. Mírenlo así. Hoy necesitamos que las medidas sociales y económicas sean para todos. Que las familias salgan sanas pero con medios para volver a empezar. Todos apostamos por ustedes. Apuesten también por nosotros. Tranquilicen a las familias. Cuando se sienten a pensar, piensen en todos. Y cuando esto acabe, que acabará, cuando esto llene los libros de historia de mis nietos, que de verdad puedan escribir los historiadores que los políticos fueron dignos del civismo y la empatía que pidieron a su pueblo. Ojalá esa sanidad a la que aplauden luego no la recorten y la aprieten, sino que la fortalezcan y mimen siempre, porque cuando no había una pandemia, también dejaron de dormir por salvar la vida de mi hijo mientras el resto del mundo vivía sin más, como debía ser. Porque a las 20h todo el mundo aplaude esperando que sus decisiones no nos quiten la sonrisa ni los sueños por cumplir. Pagar un precio pagaremos, no sé si por un error en toma de decisiones políticas poco anticipadas o no, pero lo pagaremos. Pero con justicia. Trátennos como enfermos diferentes, con diferentes dolencias. Una única vacuna del coronavirus salvará a toda la humanidad pero las mismas medidas sociales y económicas no nos salvarán a todos cuando quieran devolvernos la libertad. Los enfermos se mueren solos. Tomen decisiones efectivas, rápidas y concretas. Ya que han paralizado un país entero, párenlo de verdad para que esto pueda volver a la normalidad cuanto antes. No sé si es China el ejemplo, no se si es Inglaterra o Alemania o el ejemplo aún está por llegar. Son ustedes los que cobran por hacer este trabajo. Háganlo. Su sociedad se muere. Y el que no muera necesitará ayuda psicológica para superar un aislamiento de esta envergadura. Y el que no mucha ayuda para poder dar de comer a su familia cada día.

Ah! y no lo olviden, la investigación es la que de verdad salva vidas. Cuando esto acabe y sigamos unos pocos luchando por enfermedades raras, cáncer infantil, recuerden que sigue habiendo investigadores luchando sin recursos por ayudarnos. Les seguiré aplaudiendo a las 20h cada día de mi vida.

Mi humilde opinión como siempre.  Sigo brindando porque hoy seguimos estando bien.

 

Eran las 22h de la noche. Tan sólo era la tercera noche de hospital. Y ya había conseguido asimilar parte de la información, y digo sólo parte porque en la vida estamos asimilando nueva información de manera continua. Pero el cajón de oncología pediátrica ya tenía archivador. Ya estaba en la fase de construir una nueva vida para mi familia, porque la mía propia estaba destrozada. Todo aquello por lo que había luchado durante tantos años ya no existía. No os he hablado de mí, porque no soy importante, pero con el tiempo me di cuenta de que si jugé una baza importante en este camino de locos que es el cáncer. Al final yo fui la entrenadora del equipo. Samu mi capitán, heroico. Capaz de luchar contra cualquier adversidad. Capaz de marcar goles y pararlos. Capaz de convertirme en la mejor entrenadora y ponerlo muy fácil, teniendo al mejor jugador del mundo no era difícil ganar los partidos. Mi marido el defensa. Parece que su papel no es principal. No es el principal goleador, pero ahí está, como le define una gran amiga mía, “el silente del equipo”. Defendiendo la familia, la casa y la unidad. Manteniéndome en activo. Protegiendo al entrenador para que en ningún momento dejase de coordinar el equipo.

Y mi hija. La central. Capaz de distribuir el juego. De darnos la visión del mundo que nosotros habíamos perdido. Manteniendo la ilusión de lucha y el sentido de algo. Ella, que aunque su vida estaba cambiando por completo era nuestra única conexión con la vida real.

Os hablo un poco de mi porque imagino que muchas madres y padres, en esta pandemia, sentirán lo que muchas madres y padres sentimos en el arduo camino de un cáncer, abandono. 

Ser padre o madre es sin duda la decisión más inconsciente que tomamos en la vida. Cuando lo decides jamás piensas en lo doloroso que puede llegar a ser y en la cantidad de cosas que vas abandonar. Ser padre o madre es renunciar a todo por darlo todo. Y aunque sea una decisión inconsciente es el acto de generosidad más grande del mundo sin saber que es generoso. Nadie en mi casa dudo en abandonar todos nuestros sueños por ellos dos.

Mi marido, el soporte económico más estable de la familia pidió su baja laboral. Esta enfermedad se contempla dentro de la ley como una enfermedad en la que puedes cuidar de un hijo menor de edad contando con una baja laboral. Cierto, que además su empresa se portó de maravilla en el trato con él. Muchos años de lucha, por ascender, buscar comodidades para su familia y sus hijos y ya con los 40 pasados, el momento de pelear por el último ascenso para mejorar, sin dudarlo ni un instante, apareces en el lado de la cama de tu hijo.

 

Y luego estaba yo, la inestable de la familia. La soñadora, emprendedora, luchadora y positiva. Siempre creando y generando ideas. Dedicada siempre a la comunicación, en una profesión que jamás me dio un trabajo con horarios, sueldos estables o condiciones laborales únicas. Siempre cambiando de cadena de televisión, de productora, de programa, de equipo y de lugar de trabajo. Nunca conforme con lo que tenía o lo que alcanzaba. Siempre buscando sueños idílicos, equipos con valores y programas que me aportasen, en un mundo como la televisión, que tiene poco de todo lo anterior.

Y cuando me cansé decidí formar equipos así. Mucho esfuerzo. Muchos años escuchando no. Muchos años cerrando puertas y abriendo otras. Una mujer de 40, con una productora pequeña, grandes ideas y mucho empuje no gustaba mucho en todos sitios este perfil. Mi equipo, formado en su mayoría por mujeres, luchadores con empaque, profesionales, madres y conciliadoras. No hablo de feminismo, no me mal interpretéis, pero si hemos tenido menos oportunidades. Lo conseguí tras mucha lucha lo conseguí, hice formatos, lo saque adelante y cuando todo el esfuerzo parecía haber llegado a un logro… PUM… nada de mi anterior lucha había tenido sentido.

 

Esa cantidad de horas incesantes trabajando, sin ver a veces a mis hijos por no llegar a la recogida del colegio. Siempre estresada. Sin valorar las pequeñas cosas que la vida me ponía delante. Persiguiendo sueños.. ¿Qué sueños? el mayor y mejor de mis sueños lo había conseguido hace tiempo, lo tenía delante y no era capaz de verlo. Mi familia.

 

Así que en 72 horas mi vida se había parado. Mi yo como mujer había desaparecido. Eso tampoco lo sabía, pero me pasaría factura y mucha. Me sigue pasando factura. Pero ante todo soy madre, mucho más que esposa. Y mi única prioridad eran mis hijos. Y tendría que luchar mucho contra mis miedos para sacar esto adelante. Me vería muchas veces sola ante el peligro. Tomando decisiones que nunca sabes si son acertadas. Pero esa noche a las 22h me volví a asomar a mi ventana. Entendí de nuevo que el mundo giraba, y yo estaba quieta. Entendí que mis sueños se habían destruido por completo y tenía que luchar por lo más sagrado, la vida de un hijo.

 

(Próxima semana siguiente entrega. Las anteriores en este blog www.rociobracero.com. Si te resulta más cómodo suscríbete a mi newsletter y te llegará al mail cada viernes…. o puedes seguirme en mis rrss, instagram, facebook y twitter donde publico las entregas. Y no lo olvides cada día sale el sol para darte una nueva oportunidad para empezar. )

 

“Cada momento suma más que el anterior”

ROCÍO BRACERO

¿Hablamos?

Escríbeme un par de líneas.

Compartir: