Llevo dos noches sin dormir pensando en la recaída

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#díainternacionaldelcáncerinfantil

 

No es justo para mí ni para él. Y por supuesto para nadie de la familia. Juro y prometo que tengo el miedo controlado, pero no siempre. Lo gestiono cuando puedo y cómo puedo, pero a veces sorprende y acecha. Y lleva varios días protagonizando mis pensamientos.

No tiene nada que ver con que sea el día internacional del cáncer infantil, tiene que ver con que las revisiones de mi guerrero, gracias a Dios, se espacian mucho en el tiempo, vamos cada 3 meses, pero se me hace largo.

Están cansados. Los niños se cansan. Cuando se acercan fechas de vacaciones, y la semana santa se acerca, ellos dejan entrever el cansancio acumulado de los madrugones, las extra escolares y esa vida semi adulta a la que se ven expuestos, cargados de libros, deberes y deporte. El viernes sus ojeras marcadas me llamaron un poco más la atención de lo normal, pero mis herramientas de gestión del miedo me llevaron rápidamente a evadirme y decidir que este cansancio escolar se acerca. A las 16h de la tarde, cuando bajábamos a la calle para hacer una entrevista con los compañeros de Informativos Cuatro, para concienciar en este día especial del cáncer infantil, me señaló un dolor fuerte de cabeza. Y ya tirité.

Mi hija que todo lo nota, me dijo que a ella cuando está cansada y se quita las gafas le duele la cabeza. Pobrecita, como quiso restarme preocupación de una manera rápida. Pero mis alertas se encendieron incontroladamente. Ya empecé a analizarle, a mirarle. A verificar cada movimiento y gesto.

A la media hora y sin medicación el dolor se había disipado. Las ojeras permanecían, y su ánimo era favorable. Jugó, disfrutó y por la noche el cansancio de nuevo protagonizaba mi miedo, imagino que incontrolado e irracional. Se acostó, le achuché y se durmió. 

A la mañana siguiente se fue a su clase de skate, cargado de energía. Me pareció que las ojeras eran más tenues. Todo el día jugó en la calle y en el parque. Se acostó, descansó, y el domingo de nuevo a la guerra, a jugar, saltar y disfrutar.

Me dije a mí misma que exageraba, de nuevo. El domingo de nuevo el dolor de cabeza se hizo presente por la noche. Y de nuevo los radares saltaron. Esta vez tuve que darle dalcy, y me metí con él en la cama. Mi hija observaba mi comportamiento todo el fin de semana, sin decirme nada, sólo me decía tranquila mami, y mi marido prefería no seguir escuchando mis delirios, o no, porque no quiere escuchar la palabra recaída. No creáis que a mí me hace gracia ni pensarlo, pero no podía sacarlo de la cabeza.

Me fui con ellos a la cama, les dormí. Y una vez dormidos encendí la linterna de mi móvil. Comparo las ojeras de ambos. Pobre mi niña pequeña, siempre en segundo plano. Y parecía que ambos las tenían. Tuve que tirar de mucha meditación para dormir de nuevo. Pesadillas. Y hoy amaneció bien, con energía.

Este miércoles nos toca analítica y el siguiente miércoles consulta de oncología. Rezó y sé que estará todo bien. Porque así lo merece. Porque así lo ha peleado, porque lo sé. Pero cada día descubro que este miedo no desaparecerá nunca. Sé que si el miércoles a las 4 horas no suena el teléfono nada salta en laboratorios aunque me den los resultados una semana después. Ya se la rapidez con la que vuelan las malas noticias. Pero necesito esa analítica.

Este miedo aterrador e incontrolable. No va a desaparecer. Por eso hoy día internacional del cáncer infantil, hoy más que nunca hay que concienciar que este miedo tan terrible qué tan sólo se siente por la vida de un hijo no debe tenerlo ninguna familia. Que esa lucha a la que se enfrentan estos peques debe acabar. Que no pueden morir tantos niños por algo tan cruel. Y la clave es muy sencilla INVESTIGACIÓN. Y cómo faltan muchas ayudas en manos de todos está a ayudar un poco cada uno.

No lo dudes la Fundación Cris contra el Cáncer es líder en investigación. No me pagan ni mucho menos por decirlo. No creo que nadie lo piense, pero lo aclaro por si acaso. Lo sé porque mi hijo ha estado en manos del equipo médico de Antonio Pérez en el Hospital de La Paz. Sé la magia que hace con cada céntimo que le llega liderando los proyectos de Terapias Avanzadas de este Hospital. Sé como lucha por cada peque. Sé que incluso se rinde mucho más tarde que muchos padres. Sé donde va cada céntimo. Gracias Antonio, gracias a su equipo y gracias a Cris contra el Cáncer por velar por nosotros.

#yosoycris #investigacionesvida

Como siempre mi humilde opinión.

 

 

“Un poquito de todos hace el mucho del mundo”

ROCÍO BRACERO

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