La gymnkana de la vida

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#gymkanadelavida

 

No os pasa a veces que tenéis esas épocas en las que parece que nada ocurre y de repente ¿tu vida esta llena de acontecimientos?. No sé si es por mi estilo de vida, el que elegí hace muchos años, o es por mi propia personalidad, que evidentemente me hizo elegir ese estilo de vida, pero tengo la sensación de que formo parte de muchas cosas, y me gusta.

Estoy agotada, no l voy a negar. Madrugo mucho, para intentar hacer eso que se llama conciliar. Aprovecho de 5 a 7 de la mañana para crear. Ese momento de silencio en el hogar, por no decir mundial, para poder escribir, pensar y organizar. Así a las 7 empiezo  a preparar desayunos, porque en mi casa los desayunos son de hotel, como dice mi hija, fruta, zumos naturales, tostadas con tomate y aceite, incluso jamón o pavo, café y listos para empezar el día. Y esto lleva un preparativo.

A las 7:20 todo el mundo en pie. Está pandemia nos ha permitido desayunar juntos la mayoría de los días. Y nos permitimos sentarnos a la mesa los cuatro, para disfrutar de este regalo que nos dio el COVID, por que las buenas costumbres hay que adueñárselas. Así que desayunamos en familia. Y a las 7:55, empieza las prisas de cepillarse los dientes, vestirse, meter la media mañana en las mochilas, rebuscar los últimos libros de la mochila, la mascarilla y al cole.

Un camino que tenemos la suerte de hacer andando. Vamos paseando, riendo, a veces más pensativos, planeando la tarde, el día o la semana. Siempre depende del estado anímico de todos. Pero vamos al colegio. Entran en sus puertas a las 8:30 y acelero el paso para volver a casa y sentarme frente al ordenador o para bajar a Madrid a trabajar en alguna ubicación de mis clientes.

Empiezan las llamadas, las videoconferencias, los mail incesantes y siempre me digo a mi misma: ¡menos mal que te adelantaste esas dos horas de mañana!.

A la 13:30 me suena la alarma del móvil, no sé que haría sin ellas. Y me recuerdan que los peques salen del colegio. Algunos tienen suerte y sus hijos hacen horario hasta las 17h en mi caso, por la pandemia en el colegio salen a las 14h. A veces con una llamada o una videoconferencia llego al colegio, recojo a mis hijos y de nuevo caminando hacia casa.

Rápidamente pongo comidas, pregunto por el día, intento conciliar, aunque mi cabeza está mas en el último mail, video por montar o guión por terminar, que en la comida que estoy calentando y en el examen que me están contando.  Comemos y rápidamente a continuar con esa maravillosa conciliación.

No puedo quejarme, la verdad es que mis hijos me respetan, a sus 6 y 9 años, mis horarios de trabajo. Suena de nuevo una alarma. Empiezan las extra escolares, inglés online, tenis, atletismo… da igual siempre hay que organizarse, cuando no tocan vacunas, revisiones médicas, dentista o peluquería. Al final vivimos haciendo una gymkana.

A las 20h empiezan los baños, las cenas, incluso la extraescolar de los mayores, salir a correr, intentar ir al gimnasio o un partido de pádel, algo que te dé la sensación de cuidarte y hacer algo para uno mismo.

Ceno y me derrumbo en el sofá. nada que no hagáis el resto de padres y madres. Pero la verdad es que esta gymkana de la vida, que la pandemia agudizo, porque a veces parece que desde que La COVID llegó a nuestras vidas trabajamos más o desconectamos menos, es gratificante cuando la observas bien.

Paso más tiempo con mi familia, aunque sea trabajando, estamos juntos. Tengo un trabajo que me gusta. Al poder teletrabajar los dos nos repartimos los días de gymkana, y hay cosas de esta pandemia que me voy a quedar para siempre. la verdad es que los planes son más familiares, se disfruta más de las pequeñas cosas y seleccionas más no imponerte obligaciones sociales. Es algo que el cáncer ya me enseñó, pero ahora lo asenté. 

No hay que mal interpretar. Me encanta la vida social. Comparto grandes momentos con grandes amigos, incluso conocidos y con compañeros de trabajo. Mi vida ahora mismo está cargada de vida social, como a  mí me gusta. Tengo clientes que me permiten relacionarme, conocer su alma y compartir parte de la historia de la humanidad. Estoy creando historias con alma, y eso me encanta. pero no me impongo la vida social como una tarea si no como un placer, y a veces escucho a mi cuerpo y le obedezco, porque en esta gymkana que es la vida hay que cuidar tu propia alma.

Como siempre mi humilde opinión

 

 

“Arrancó la gymkana de la semana como un laberinto resuelto”

ROCÍO BRACERO

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